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10 cosas que hacer en Ochagavía (con Mapa), el Pueblo Más Bonito de Navarra

07/07/2025
Ochagavía - Puente Medieval

Visitar Ochagavía es como abrir una ventana al pasado sin renunciar a la comodidad del presente. Este pequeño pueblo, considerado uno de los más bonitos del Pirineo Navarro, atrapa a quien lo pisa. Sus calles empedradas, el murmullo del río Anduña y el ambiente medieval que se respira, convierten este rincón del Valle de Salazar en un destino ideal para desconectar, respirar naturaleza y disfrutar del encanto auténtico del norte de Navarra.

Hay lugares que son poesía para los ojos, y Ochagavía, sin duda, es uno de ellos. Imagina un pueblo de postal enclavado en el corazón del Pirineo navarro, donde el murmullo del río Anduña acompaña el silencio de sus calles empedradas. Casas de piedra con tejados de pizarra inclinados, balcones rebosantes de flores y un puente medieval que parece sacado de un cuento.

Ochagavía (Otsagabia en euskera) no es solo uno de los pueblos más bonitos de Navarra, es la puerta de entrada a uno de los tesoros naturales más espectaculares de Europa: la Selva de Irati.

Si has llegado hasta aquí, es porque buscas una escapada de turismo rural auténtica, de esas que se quedan grabadas en la memoria. Prepárate, porque en esta guía te voy a contar todo lo que ver y hacer en Ochagavía para que te enamores perdidamente de este rincón mágico del Valle de Salazar.

A continuación, os presentamos una lista con las 10 mejores cosas que hacer en Ochagavía, basada en experiencia directa, observación y análisis profundo. Si estás planeando una escapada rural, guarda este artículo: será tu mejor guía. Hay un parking gratuito donde podrás dejar el coche sin problemas. En el mapa interactivo está señalado para que no tenga pérdidas. ¡Empezamos!

Qué ver en Ochagavía. Mapa con los lugares qué ver en Ochagavía

1. Pasear por el casco antiguo y perderse entre sus calles empedradas

Caminar por Ochagavía es hacer un viaje en el tiempo. El centro del pueblo conserva una estructura tradicional donde las casas se levantan con piedra y tejados a dos aguas, típicos del Pirineo navarro. Las calles estrechas invitan a pasear sin rumbo, a mirar hacia arriba y descubrir detalles únicos en cada fachada: blasones, balcones floridos, pequeñas puertas que parecen salidas de un cuento.

Es uno de esos lugares donde el silencio y el sonido del río se mezclan con el canto de los pájaros, creando una sinfonía perfecta. Este entorno, sumado al ambiente medieval que se respira, realmente te atrapa.

Y no exagero cuando digo que es uno de los pueblos más bonitos del Pirineo Navarro. No lo digo solo yo, lo confirma cada visitante que llega y se queda prendado del lugar.

2. Cruzar el puente medieval y disfrutar del río Anduña

Uno de los símbolos más fotografiados de Ochagavía es su puente medieval, perfectamente conservado. Este paso de piedra conecta ambos lados del río Anduña y regala unas vistas preciosas del pueblo, especialmente al atardecer, cuando las luces doradas se reflejan en el agua.

El puente es más que un punto de paso: es un lugar para detenerse y contemplar. Desde aquí se aprecia cómo el río recorre por en medio del pueblo, fluyendo bajo las casas tradicionales y llenando de vida todo el entorno. En verano, la orilla se convierte en un pequeño paraíso para refrescarse o hacer un picnic improvisado.

Es la imagen que tendrás en la cabeza antes de llegar y la primera foto que querrás hacer. Este puente de piedra medieval sobre el río Anduña es el corazón del pueblo. Detente a mitad de camino, observa cómo el agua fluye bajo tus pies y admira la perfecta estampa de las casas de piedra reflejándose en el río. Es, simplemente, mágico.

Puente Medieval de Ochagavía
Puente Medieval de Ochagavía

3. Admirar las casas tradicionales del Pirineo navarro

Ochagavía destaca por la armonía arquitectónica de sus viviendas. Las casas típicas navarras, construidas con piedra clara, madera y tejados rojizos, están diseñadas para resistir los duros inviernos pirenaicos y, al mismo tiempo, aportar belleza al entorno.

Pasear por sus calles es descubrir cómo cada casa cuenta una historia. Algunas están adornadas con escudos de armas o inscripciones antiguas; otras conservan detalles de siglos pasados. Este tipo de arquitectura no solo embellece el paisaje, sino que también representa una forma de vida conectada con la tradición, la montaña y el respeto por el entorno natural.

4. Visitar la Iglesia de San Juan Evangelista

Imponente y serena, la Iglesia de San Juan Evangelista domina el paisaje urbano de Ochagavía. De estilo gótico-renacentista, esta iglesia se construyó entre los siglos XVI y XVII y guarda en su interior un bello retablo barroco, además de una atmósfera de recogimiento perfecta para una pausa espiritual.

Desde fuera, su torre vigía asoma entre los tejados del pueblo, marcando el horizonte. Subir hasta la iglesia también permite tener unas vistas panorámicas del entorno, especialmente si vas temprano por la mañana o al atardecer.

5. Subir hasta la Ermita de Muskilda y contemplar el valle

A unos 3 km del centro del pueblo se encuentra uno de los lugares más especiales de todo el valle: la Ermita de Nuestra Señora de Muskilda. Situada en lo alto de una colina, esta ermita románica del siglo XII está rodeada de prados y bosques, y ofrece unas vistas espectaculares del Valle de Salazar.

La subida se puede hacer caminando o en coche, y el esfuerzo merece la pena. En la explanada encontrarás un entorno natural perfecto para descansar, hacer fotos o incluso disfrutar de un almuerzo campestre. Además, aquí se celebra la famosa romería de Muskilda, donde los danzantes tradicionales hacen gala de su arte y vestimenta única.

6. Explorar la impresionante Selva de Irati

Visitar Ochagavía y no acercarse a la Selva de Irati sería un error imperdonable. Este bosque es el segundo hayedo-abetal más grande de Europa y se encuentra a tan solo unos kilómetros del pueblo.

Aquí podrás hacer rutas de senderismo adaptadas a todos los niveles, avistar animales salvajes, respirar aire puro y contemplar paisajes que parecen sacados de una postal. En otoño, los colores del bosque son un espectáculo que atrae a miles de fotógrafos y viajeros.

Irati es una experiencia sensorial completa: sonido de hojas crujientes bajo tus pies, luz filtrada por las copas de los árboles, olor a tierra húmeda. Es sin duda uno de los mayores tesoros naturales de Navarra.

Por aquí te dejo una guía completa para visitar la Selva de Irati.

Selva de Irati
Selva de Irati

7. Descubrir pueblos cercanos con encanto: Ezcároz, Jaurrieta e Isaba

Si tienes tiempo, te recomiendo visitar algunos de los pueblos vecinos. Todos ellos comparten ese aire pirenaico auténtico, pero cada uno tiene su personalidad.

  • Ezcároz: a solo 3 km de Ochagavía, destaca por su armonía arquitectónica y sus vistas al río Salazar.
  • Jaurrieta: situado más al sur, ofrece rutas de senderismo, tranquilidad absoluta y casas con encanto.
  • Isaba: en el Valle de Roncal, es uno de los pueblos más espectaculares de la zona, con callejuelas empedradas y una gastronomía notable. Nosotros nos alojamos en el Hotel y Apartamentos SNO Isaba. Justo enfrente del hotel hay una piscina cubierta pública donde podréis disfrutar de un baño relajado.

Hacer una pequeña ruta por estos pueblos es ampliar la experiencia de Ochagavía a una dimensión regional muy enriquecedora.

8. Probar la gastronomía local en tabernas con historia

En Ochagavía no solo se alimenta el alma, también el estómago. En el pueblo encontrarás tabernas, bares y restaurantes donde degustar platos tradicionales navarros con productos locales: migas del pastor, trucha del río, cordero al chilindrón, cuajada casera…

Uno de los grandes placeres del viaje es sentarse en una terraza con vistas al río y disfrutar sin prisa. Muchos de estos locales ocupan antiguas casas o edificaciones tradicionales, lo que aporta un plus de autenticidad a la experiencia.

La gastronomía navarra es un espectáculo, y aquí podrás disfrutarla en su versión más auténtica. No te vayas sin probar las migas de pastor, la ternera de Navarra, las pochas o los quesos de la zona (como el Roncal o el Idiazabal). En el pueblo encontrarás varios asadores y restaurantes tradicionales donde comer de maravilla.

Nosotros comimos en el Restaurante Orialde, se nos hizo un poco tarde y no habíamos reservado, pero nos hicieron un hueco enseguida y comimos muy bien a un buen precio.

Después de la comida, paseamos por el pueblo, con sus casas de piedra y tejados rojos, y compramos los típicos txaltxigorris navarros, un dulce tradicional de la región.

Txaltxigorris
Txaltxigorris navarros

9. Disfrutar de actividades al aire libre en cualquier estación

Ochagavía es un destino activo todo el año. En invierno, es perfecto para practicar raquetas de nieve, esquí de fondo o simplemente disfrutar del paisaje blanco. En primavera y verano, las rutas de senderismo y ciclismo cobran protagonismo. El otoño, por su parte, es ideal para los amantes del paisaje y la fotografía.

También hay opciones de paseos a caballo, observación de aves o rutas culturales organizadas por la Oficina de Turismo local. La piscina natural del río se convierte en punto de encuentro en los días calurosos, donde locales y visitantes se refrescan entre risas y chapuzones.

10. Sentir la magia de un ambiente medieval que enamora

Hay lugares que tienen “algo” difícil de explicar. Ochagavía es uno de ellos. Tal vez sea la armonía entre naturaleza y arquitectura, o ese ambiente medieval que se respira en cada rincón. O quizás el murmullo del río, el sonido de tus pasos sobre las piedras o las casas que parecen contarte su historia.

Tiene un encanto especial, como mencioné antes, que realmente te atrapa. Es un pueblo que no solo se visita, se vive.

Ochagavia
Ochagavia

Un destino para el alma

Ochagavía no es solo un destino turístico; es un refugio emocional. Una mezcla perfecta de historia, paisaje, tradición y hospitalidad. Si estás buscando una escapada auténtica, en contacto con la naturaleza y cargada de belleza, este rincón del Pirineo Navarro te espera con los brazos abiertos.

No lo dudes: prepara tu mochila, tu cámara y tu apetito por descubrir. Ochagavía te regalará recuerdos imborrables.

🤔 Preguntas Frecuentes (FAQs) sobre tu viaje a Ochagavía

¿Cuántos días se necesitan para ver Ochagavía?

Para ver el pueblo con calma y hacer una primera incursión en la Selva de Irati, lo ideal es dedicar un fin de semana (2 días). Si quieres hacer varias rutas de senderismo y explorar el Valle de Salazar con más profundidad, te recomendamos 3 o 4 días.

¿Cómo llegar a Ochagavía?

La forma más cómoda y práctica de llegar es en coche particular. Te da total libertad para moverte por la zona. Desde Pamplona, el trayecto dura aproximadamente 1 hora y 30 minutos. El transporte público es limitado, por lo que depender de él puede complicar la visita a los alrededores.

¿Es fácil aparcar en Ochagavía?

Sí, el pueblo cuenta con varios aparcamientos públicos y gratuitos en las entradas, donde se recomienda dejar el coche para luego recorrer el centro a pie. En temporada muy alta (otoño, agosto) puede ser conveniente llegar pronto para asegurarte un sitio.

¿Hay que pagar para entrar a la Selva de Irati?

El acceso al bosque es libre, pero en los puntos de entrada oficiales, como las Casas de Irati (el acceso desde Ochagavía) o Arrazola (desde Orbaizeta), se cobra una tasa por vehículo. Esta tasa se destina al mantenimiento de las pistas, los servicios y los aparcamientos. El precio varía según la temporada y el tipo de vehículo. Más información sobre las tasas.

¿Es un buen destino para ir con niños?

¡Totalmente! Ochagavía es un destino fantástico para familias. El pueblo es muy seguro para que los niños paseen, pueden jugar junto al río y en la Selva de Irati hay rutas muy sencillas y llanas, como el paseo de 1 km hasta la cascada del Cubo, perfectas para hacer con los más pequeños.

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